dilluns, 23 de setembre del 2013

4.4. Centre especial de treball








ENTREVISTA GRUPO ESPECIAL DE TRABAJO


LO TRABAJOSO DEL VIVIR PSICÓTICO Y

EL TRABAJO EN LA VIDA DEL PSICÓTICO

      (Una aproximación desde la teoría psicoanalítica)
       Extracto.


 J.CLUSA MATINERO


                                                                          RESUMEN

…..En el centro de día desde el cual se formulan las siguientes reflexiones, las actividades asistenciales se inscriben y se sustentan en el marco, adaptado, de la vida cotidiana (talleres y club psicosocial), marco correspondiente a la edad adulta de la vida.

El trabajo, las actividades ocupacionales y laborales de distinto nivel de complejidad y autonomía ofrecidas a los pacientes en los Centros de Día, pueden contribuir a la función psicoterapeútica institucional de procurar a los pacientes una recuperación (W.A. Anthony), entendida en este sentido, desde esta perspectiva, como una disminución del funcionamiento psicótico. Es decir, de llevar a los pacientes a un funcionamiento mental más integrado y a una mayor capacidad de reparación, de sentirse útiles y de poder obtener gratificaciones.

La vulnerabilidad del paciente psicótico aconseja que, en el camino hacia una inserción laboral plena a nivel social, difícil en muchos casos de alcanzar, se lleve a cabo una revisión legislativa y un despliegue de medidas que favorezcan su integración en distintos niveles.

PRESENTACIÓN


… Es también por esto que, para algunos de nosotros, el centro de día ha de organizarse como una institución desde la cual gestionar técnicamente los problemas del enfermos mental grave para vivir (pues, como recordaremos, “Con el amor no basta” i, tampoco, con los buenos propósitos), ayudándole a acceder a la máxima autonomía posible. En este sentido el centro de día vendría a ser como la “institución matriz”, tanto para el equipo de profesionales como para los enfermos asistidos, desde la cual promover y sostener las actividades  y los recursos que pueden ayudar y permitir al psicótico vivir mas plenamente, más normalmente si se quiere. Para lo cual, para disminuir el funcionamiento psicótico discapacitante del vivir, y para hacer posible su máxima inserción en la vida comunitaria, ha de poderse disponer, organizar y utilizar técnicamente unos mediadores de diferente naturaleza y función: des los diferentes tipos de talleres (ocupacionales, productivos y expresivos) y actividades de club psicosocial, hasta las diferentes formas de vivienda (pisos y residencias asistidas) cuando estén indicadas.

 EL TRABAJO Y LOS TRABAJOS

Dentro de la actualidad del tema de la rehabilitación y de la atención a los psicóticos a través de los centros de día, me propongo, desde mi perspectiva psicoanalítica y psicoterapéutica, destacar sus trabajos o lo trabajoso (individualmente) de su vivir y lo que puede representar el trabajo (social) en su vida. Ciertamente, con una formulación de este orden se corre el peligro de confundir y de no respetar los diferentes niveles y significaciones (el individual y el social) del trabajo en nuestra vida. La distinción de estos niveles me parece oportuna y necesaria, como nos lo confirmaría un recorrido por las definiciones recogidas en los diccionarios o enciclopedias y por las diferentes formas de clasificación en la clínica psiquiátrica y psicoanalítica.(2)
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Para empezar veamos las definiciones de la Enciclopedia Catalana:

TRABAJAR

 Emplearse físicamente o mentalmente con un esfuerzo sostenido en la ejecución de alguna cosa, especialmente de algo que se hace sobre todo por el beneficio que procura, por la obligación que se deriva de su cargo, de su profesión, etc.
Esforzarse físicamente o mentalmente.
Producir.

TRABAJO


Acción de trabajar, esfuerzo sostenido.
Actividad consciente del hombre orientada a obtener los bienes o medios para satisfacer sus necesidades transformando la naturaleza que le rodea.
...El hombre, con su trabajo, no tan sólo obtiene los bienes para subsistir, sino que transforma continuamente la naturaleza que le rodea, y éste es uno de los factores básicos de la transformación del hombre mismo (función estructurante, pues, de la acción de trabajar). Por otra parte, con excepción de algunas comunidades muy simples, por medio del trabajo (de la acción de trabajar) el individuo sé interrelaciona con los otros miembros de la sociedad, a causa del fenómeno de la división del trabajo (función socializante o sociabilizadora de la acción de trabajar).

TRABAJOS

Así, en plural y sobre todo en catalán, tiene una significación de pena y esfuerzo.

De estas definiciones me interesa poner en relieve la interacción dialéctica entre las funciones social e individual de la acción de trabajar, en el curso de la cual , y con la finalidad de dar satisfacción a sus deseos y necesidades, el hombre lleva a cabo su proceso de estructuración y socialización.


En resumen, una integración de las perspectivas social e individual nos permitiría afirmar que el trabajo es un producto y a la vez un configurador del hombre: el hombre crea productos y transforma la naturaleza a través de la acción de trabajar y, al mismo tiempo, va estructurándose como hombre y cambia a través de dicha acción, de los “trabajos para vivir”.

Y si el trabajo hace referencia sobre todo a la acción consciente emprendida en relación al mundo externo, a la Realidad, los trabajos recogen el contenido de dificultad, pena y esfuerzo que aquella acción acostumbra a suponer.

Avanzo ahora una consideración que después reencontraremos y ampliaré. Los trastornos psicóticos, sobre todo esquizofrénicos, aparecen como expresión de las dificultades y trabajos para vivir y personalizarse, para alcanzar unas relaciones de dependencia adulta con la Realidad. Dependencia adulta que, como en el concepto de Salud definido en el Congreso de Médicos y Biólogos de lengua catalana de Perpiñán del año 1976, podríamos definir como un estado autónomo, solidario y gozoso.

Ahora bien, es el caso que, según los postulados básicos de la teoría psicoanalítica, la personalidad misma se configura en el curso de una evolución, fruto de una interacción dialéctica. En efecto, la personalidad va configurándose, desde los estados de autismo y de simbiosis primitiva (sincretismo) a los de diferenciación (“esquizoparanoides” y depresivas), a través de unos trabajos (de elaboración) mentales (subjetivos y comportamentales) dirigidos a superar las situaciones de ansiedad. Situaciones de ansiedad derivadas de los conflictos, inevitables, estructurantes en condiciones favorables, surgidos en el intento de dar satisfacción a sus necesidades, sus deseos y sus ideales. Así pues, en esta evolución, los trabajos, el placer y la complacencia constituyen momentos diferentes que se complementan.

Pero volvamos al guión de nuestra exposición. En un estudio más pormenorizado podríamos ilustrar como las referencias al Trabajo, desde una perspectiva psicológica, han estado muy presentes en la teoría y la técnica psicoanalítica. Ahora bien, dado que la pretensión no es la de una investigación sistemática, nos limitaremos a dejar constancia de las conceptualizaciones contenidas en lo que se ha denominado el Trabajo del Sueño, el Trabajo del Duelo y el Trabajo de Elaboración, Dichas conceptualizaciones informan sobre el hecho de que las nociones de conflicto y dinamismos psíquicos manifestados en la vida normal y cotidiana (sueños, lapsus, crisis evolutivas, símbolos, etc.) y en la vida patológica (síntomas), deben ser tenidas en mente para comprender y tratar las diversas situaciones que se presentan en nuestro trabajo, tanto en los conflictos o trastornos neuróticos como en los psicóticos.


 Ahorraremos la reproducción de las definiciones recogidas en los diccionarios de psicoanálisis (por ejemplo en el de Laplanche Pontalis) y nos limitaremos a resumir lo fundamental de estas aportaciones.

El Trabajo del Sueño, una de las primeras referencias explícitas de Freud al concepto de trabajo en el ámbito psicológico, se refiere a aquellas operaciones a través de las cuales determinados contenidos mentales inconscientes (latentes) acceden a la conciencia de una manera disfrazada (manifiesta), a efectos de hacerlos más asimilables, por medio de unas defensas propias del proceso primario: la condensación, el desplazamiento y la dramatización fundamentalmente. En la actualidad también se interpreta como una manera especial de comunicación interna y relacional a un nivel regresivo.

En el Trabajo del Duelo se aporta la comprensión de un fenómeno  psicológico en el cual tradicionalmente tan sólo se consideraba la atenuación progresiva y espontanea del dolor que produce la muerte de un ser (persona, ideal, objeto, etc) estimado. Para Freud, en cambio, este resultado final es la última etapa de todo un proceso interior que implica una actividad del sujeto; actividad que, por otra parte, puede fracasar (duelos patológicos). En este trabajo juegan un papel muy importante los mecanismos de identificación y de introyección (los “ágapes mortuorios”) y de negación (en los duelos más patológicos).

Dentro de esta utilización original de la noción de trabajo aplicada a operaciones intrapsíquicas, el Trabajo de Elaboración representa el proceso y los mecanismos por medio de los cuales, en condiciones normales o en la situación analítica, se procede de una manera activa y “laboriosa” a integrar los diferentes acontecimientos, significaciones o emociones en conflicto (económico, genético, estructural, objetal, etc.).

Retorno a mis enunciados, a los trabajos del psicótico para vivir y al trabajo en la vida del psicótico. He avanzado anteriormente que los psicóticos tienen problemas con la Realidad, con relación a la cual pueden mostrarse indiferentes, aislados, atemorizados, incapaces, culpabilizados, desfiguradores, manipuladores, etc. También autísticos, inhibidos, alienados, desadaptados. Pues bien, estos trabajos para vivir se configuran en un “mundo”, resultado de un trabajo activo (de una elaboración podríamos decir ahora): un mundo paranoide, melancólico, maníaco, catatónico, disgregado o desmentalizado.

Según esta perspectiva, psicoanalítica, los trastornos psicóticos se organizan (de una manera compleja como corresponde al “organismo” humano) en un mundo interno, subjetivo y objetivable, que expresa unas determinadas relaciones de objeto, con unas ansiedades y defensas específicas, que son las que dan lugar a una manera de vivir, de “estar en el mundo”. Este mundo, estos estados psicóticos son el resultado, dicho de otra manera, del trabajo llevado a cabo, en un estado de descompensación regresiva patológica, con las ansiedades confusionales, persecutorias y depresivas. Ansiedades, por los demás, no bien elaboradas en estos casos en el curso de las primeras etapas del desarrollo, cuando ha de producirse la integración y diferenciación entre uno mismo y el objeto externo.

EL MUNDO PSICÓTICO


… estamos haciendo todas estas consideraciones desde la perspectiva clínica de las psicosis del adulto.
…En el caso de las psicosis de los adultos, aún y tomando en cuenta las grandes variabilidades y fluctuaciones de los estados psicóticos, es frecuente que aquellas funciones yoicas básicas (atención, memoria, concentración, identidad) se hayan desarrollado; incluso puedan haber alcanzado un desarrollo privilegiado de ciertas habilidades, aptitudes o funciones instrumentales y cognitivas (por ejemplo de aquellas que pueden estar relacionadas con el funcionamiento intelectual abstracto o con las formas del simbolismo artístico). Es en los procesos socializadores relacionales y, sobre todo, afectivos que demuestran un gran repliegue, inhibición o inestabilidad (esquizoides, esquizotímicos, ciclotímicos, inestables, etc) y son muy “vulnerables”.

…Es por ello que para nosotros la “rehabilitación” llevada a cabo desde los Centros de Día de nuestra red asistencial, con sus recursos y definiciones funcionales, con sus posibilidades y limitaciones, ha de ejercerse desde una orientación psicoterapéutica, en el sentido de que el equipo asistencial ha de disponer y organizarse para ofrecer un espacio continente y unas actividades mediadoras, que permitan acompañar, apoyar y ayudar a los psicóticos a una reintegración y a un funcionamiento más vinculante, dentro del marco más confiable y segurizante ofrecido desde el centro de día. Es también gracias a la intervención de estos factores psicoterapéuticos que las perspectivas cognitivas y reeducadoras en la rehabilitación de los psicóticos crónicos pueden alcanzar resultados. Ahora bien, perspectivas éstas que desde nuestra visión podrán ayudar a hacer más autónomos y capacitados a los psicóticos en la medida en que se comprenda (y se regule!) la necesidad que tienen de depositar y delegar en los demás sus iniciativas, deseos y responsabilidades, con el peligro y los resultados consiguientes de despersonalización o empobrecimiento psicológico.

EL TRABAJO EN LA VIDA DEL PSICÓTICO Y EN LA ASISTENCIA INSTITUCIONAL


Ya en los antiguos manicomios, y dentro de los procesos internos de cambio y de transformación destinados a superar el antiguo paradigma de aislamiento asilar, se necesitaron muchos esfuerzos para intentar hacer salir a los psicóticos de su autismo e incorporarse en actividades ocupacionales, expresivas y relacionales. Desde el tratamiento moral a la laborterapia de Simon, concebida como tejido estructurador de la vida institucional y de la vida mental del psicótico, hasta las más modernas comunidades terapéuticas, en las cuales la participación activa del enfermo era requerida y apoyada, es posible reconocer un esfuerzo para armar un medio institucional a través del cual facilitar una reincorporación y vinculación del psicótico a unas condiciones de vida más favorecedoras de la salud mental; es decir favorecedoras en todo caso de un conflicto o trastorno más tolerable, que permitiera una mayor aceptación de la realidad interna y externa sin haber de negarlas, deformarlas o escapar de ellas de una manera demasiado global y sistematizada.

…Es suficientemente conocida la tendencia de los procesos y situaciones psicóticas a conducir a un estado de desestructuración y discapacitación, de manera más o menos crítica y aguda, más o menos silenciosa y continuada. Con los medios actuales de “contención” psicoterapéutica y de tratamiento psicofarmacológico, las situaciones de crisis pueden ser superadas, por lo que hace a la fenomenologia clínica más aguda, permitiendo un alivio y compensación de los síntomas, tanto a nivel subjetivo como familiar y social. Esto hace que un porcentaje importante de pacientes esquizofrénicos (el 25% que mencionábamos anteriormente) puedan, en las condiciones actuales de nuestra red asistencial de uso público, superar las crisis, brotes o fases y reemprender su vida en condiciones satisfactorias, a menudo con la ayuda de un seguimiento psiquiátrico y psicológico que, eso sí, puede ser continuado, pues el paciente permanece muy fijado con su terapeuta y con el recurso institucional, en el cual deposita todas las garantías de poderse mantener vinculado a la realidad y alejado de las ansiedades psicóticas.

…En estos trastornos psicóticos permanentes con tendencia a la discapacitación y cronicidad (Trastorno Mental Severo), los centros de día, como señalábamos anteriormente, constituyen uno de los recursos institucionales por medio de los cuales alcanzar una disminución del funcionamiento psicótico (prevención y rehabilitación terciarias), que permitan una mejora en las posibilidades de moverse autónomamente, de actuar productivamente o creativamente y de gozar.

En este ayudar para poder vivir mejor, más ampliamente, se inscribe la oferta y la solicitud a los pacientes desde los centros de día de incorporarse a actividades ocupacionales y productivas, las cuales enfrentarán a los pacientes con las significaciones psicológicas y los condicionamientos sociales del intercambio del trabajo.

Los trabajos de los psicóticos para vivir, sus conflictos con la realidad, se refleja delante del Trabajo, sobre todo por lo que hace a los trastornos esquizofrénicos. Algunos no han accedido a él, como es el caso de las evoluciones tórpidas al inicio de la adolescencia. Muchos padecen los primeros brotes en los primeros períodos de su etapa laboral o en el curso de la misma (cuando no lo hacen, cosa frecuente, en el curso del servicio militar o de una relación afectiva conflictiva y tempestuosa). En una mayoría, en todo caso, las primeras crisis se producen durante los embates de la adolescencia avanzada, cuando ha de hacerse frente a la necesidad de integrar los requerimientos complejos que pulsan desde la esfera biológica o solicitan desde los ámbitos psicológico y social. Es la época que marca la entrada a la edad adulta con las ceremonias y ritos de iniciación y pasaje, y todo un estallido de expectativas entusiastas i trastornadoras, tan difíciles de superar por las personas que ahora se denominan “vulnerables” (con esto a veces se quiere designar nada más la fragilidad neurobiológica, mientras no son tenidas en cuenta las cualidades y especificidades de la evolución y organización emocional de aquellos que la padecen: esquizoides, esquizotípicos, etc).

En los talleres ocupacionales y prelaborales de los centros de día se ofrece, pues, a pacientes con un trastorno designado clínicamente como psicótico permanente y severo, un hacer “conjuntamente” (con la presencia de un cuidador e integrado en un grupo de otros pacientes, el grupo de taller) sobre un objeto material externo, el cual se habría de transformar en una cosa útil a través de la participación por medio de una acción que, en gran medida, implica también a los otros.

Esta oferta y esta solicitud formuladas al psicótico ponen a prueba y movilizan su capacidad de vinculación y de actuación, delante de las cuales, como es sabido y como se describe en la clínica y diremos más adelante, se muestran tan vulnerables. Es también por la mediación de estas actividades que, dentro del marco institucional de los centros, se puede contribuir a modular sus ansiedades y hacer menos discapacitantes y disgregadoras sus defensas.

…Podríamos decir que el centro de día ofrece, pues, un soporte psicoterapéutico que ha de permitir una “recuperación” del paciente, que le permita disfrutar más de sus capacidades y sentirse más incorporado a la vida social y “laboral”. Para hacer posible esto, existe un amplio acuerdo en cuanto a la necesidad e importancia de organizar actividades que, distribuidas en diferentes espacios y tiempos (talleres, recursos comunitarios, club psicosocial), implican una complejidad progresiva a la hora de hacer, de las realizaciones, y  a la hora de vincularse y de hacerse más autónomos. Por esto es tan importante poder contar con actividades diversificadas que permitan al paciente incorporarse y circular por diferentes niveles de dependencia por lo que hace a la iniciativa y de complejidad en cuanto a la realización.

Un aspecto muy complejo y delicado tiene que ver con las indicaciones y cualidades de las actividades ocupacionales y productivas ofrecidas a los pacientes, al “trabajo”. En este sentido, y en una primera aproximación, se debe diferenciar entre las actividades ocupacionales  de montaje (y de acoplamiento o de asentamiento al centro), más simples, directas y controlables individualmente, y las actividades productivas más complejas y de resultados más lejanos. Entre las llevadas a cabo a distancia del centro y del cuidador (como pueden ser, a veces, las de jardinería y pintura), y las que requieren la presencia muy próxima y continuada del cuidador del centro. Entre las que realiza el paciente solo y las que requieren una colaboración y participación grupal. Estas diferenciaciones intentan expresar la diversidad de condiciones a tener en cuenta a la hora de ayudar al enfermo a vincularse y obtener un provecho de las actividades que se le proponen.


Ahora bien, a pesar de la fragilidad del paciente psicótico, de su vulnerabilidad ante situaciones de cambio, de dependencia y de intercambio grupal, lo cierto es que posee y puede desarrollar bastantes posibilidades de intervención y participación en actividades ocupacionales y laborales. Para hacerlo, sin embargo, se necesita en muchos casos, durante un tiempo y en un grado variable, un medio protegido que le facilite seguridad y estímulo. En este sentido hay que decir que una inserción laboral plena a nivel social requiere una revisión y desplegamiento de medidas que favorezcan la integración de personas mentalmente vulnerables.

En todo caso, el conocimiento de los dinamismos psicológicos psicóticos por parte de los profesionales de los Centros de Día es una condición que nos parece muy importante para superar los conflictos y las frustraciones, que los pueden llevar a manifestaciones “negativas” (indiferencia, falta de motivación, sentimiento de inutilidad y desengaño, etc...) que podrían acabar degradando, contaminando, los centros para psicóticos en establecimientos al servicio de procesos de cronificación deteriorante, a una nueva manicomialización.(7)

  
LO TRABAJOSO DEL VIVIR PSICÓTICO
Y
EL TRABAJO EN LA VIDA DEL PSICÓTICO
(Una aproximación desde la teoría psicoanalítica)

 La función y la significación del trabajo dentro del proceso de recuperación de los trastornos psicóticos, desde la experiencia de un centro de día y una perspectiva teórica psicoanalítica.

Palabras clave: Trabajo psíquico y social. Regresión patológica. Recuperación. Reinvestimiento. Reinserción. Mediación terapéutica. Centros de Día.

 BIBLIOGRAFIA




(1) G.Kaplan                                        “Principios de Psiquiatría Preventiva”
                                                         Ed. Paidós. Barcelona 1985.

(2)J.Laplanche; J.B.Pontalis                            “Diccionario de Psicoanálisis”
                                                         Ed. Labor. Barcelona 1971.

(3)J.Clusa; P.Folch.                                        “La psicoterapia psicoanalítica en las instituciones españolas”.
Ed. ELA. XIX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Psiquiatría. Bilbao 1993.

(4)Anthony,W.A                                            “La recuperación de la enfermedad mental: una visión que guía el sistema de servicios de salud mental en los años 90”. Psychosocial Rehabilitation Journal, vol.16, núm.4 (1993), p.11-23


(5)J.Clusa                                            “Abordatge psicoterapèutic institucional dels trastorns psicòtics en un estat de desestructuració regressiva estable”. Rev.Catalana de Psicoanàlisi. Vol.XII, Núm.1  


(6)Isaacs, A.D;Bebbington,P.E               “Strategies for the management of severe psychiatric illuess in the community”. International Review of Psychiatry. Núm.3 (1991), p.71-82

(7)Besora,J.                                         “La síndrome de l’esgotament en un equip comunitari de pisos amb suport per a persones amb trastorns mentals severs” (ponencia presentada a la mesa redonda sobre el tema en el I Congreso Internacional de la Asociación ARAPDIS). Barcelona. Resumen publicado por la Revista de la Associación Arapdis.



 Josep Clusa Matinero
Coordinador Asistencial (Cap Clínic).
Centre de Dia Dr. Pi i Molist.
Servei de Psiquiatria.
Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.
C/Vilaseca, 3
08031 Barcelona.

















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